Independientemente de nuestras creencias, llegamos a este mundo gracias, en primer lugar, a nuestros padres, sin ellos ahora mismo no estarías leyendo estas líneas, ni siquiera éstas existirían.

Creo poder afirmar que todos hemos tenido nuestras diferencias con ellos, ya que, en nuestro camino por reafirmar nuestra propia personalidad, nos enfrentamos a aspectos que nos incomodan de ellos o que nos han transmitido y que nos damos cuenta que no compartimos. Es posible que haya situaciones delicadas o traumáticas que fortalezcan ese rechazo, incluso generando sentimientos de odio o ira.

Asimilar a nuestros padres sin perder nuestra identidad, es un acto de amor hacia uno mismo y hacia ellos, Es reconocer su influencia en nuestras vidas con compasión y comprensión. Entender que hicieron lo que supieron y pudieron, igual que lo haremos nosotros (las experiencias de vida de cada generación son distintas, así como la consciencia que predomina en cada momento). Y si puedes ir hacia atrás, tanto cómo seas capaz, verás como cada generación que precede a la anterior, es la esperanza de todo aquello que no supieron o no pudieron trascender, integrar o desvelar del Ser que ya somos. Y así, peldaño a peldaño, la humanidad va evolucionando como es capaz o sabe, a pesar de repetir y tropezar en la misma piedra una y otra vez.  

Cuando profundizas en tu linaje, empezando por tus padres, empiezas a ver con mayor claridad tu vida, quien eres, que lugar ocupas en tu árbol genealógico y casi con seguridad podrás ver el sentido de haber nacido en ese tu linaje. Serás capaz de distinguir lo esencial de lo superficial, empezarás a entender que llevas la fuerza y amor de todos ellos y ese sentimiento te impulsará para alcanzar mejor tus metas y objetivos, tu vida cobrará un sentido nuevo.

Es un proceso que requiere su tiempo, es un camino que entraña su dificultad ya que, se abre muchas veces, una caja familiar de aspectos que no habías valorado en toda su dimensión, hechos poco conocidos, tabúes y secretos que podrá producir dolor y resistencias. Verás lealtades, patrones de conducta y creencias limitantes que el inconsciente asume y lleva a cabo sin que seamos conscientes de ello, hasta ese momento. Descubrirás cómo estamos conectados unos con otros, mucho más de lo que podemos creer o pensar y, al hacerlo, nuestra mirada al prójimo podrá empezar a cambiar.

Nos ayudará a entender, no sólo a nosotros mismos, sino a los padres, a parte del linaje (hasta donde seamos capaz de saber) y a los hijos si es el caso, porque muchas veces nos cuesta entenderlos sin ser conscientes del efecto espejo que todos hacemos y que nos devuelve aquello que nos negamos mirar y/o aceptar, principalmente por miedo. Entenderás que, al igual que tú, quien te está acompañando y compartiendo una vida en común, también tiene su linaje con sus heridas y patrones. Tu visión se ampliará y quizás puedas empezar a ver y entender cómo se despliega la vida. Y te puedo garantizar que, cuando inicias este proceso, si es sincero, cambian muchos aspectos de tu vida y sin tu hacer nada, es como si el linaje se estuviera reequilibrando, y no sólo hacia atrás, sino hacia adelante también.

El proceso de integrar tu linaje, es una herramienta poderosa para el autodescubrimiento. Tu fuerza interior crecerá, así como tu autoestima, tus pensamientos dejarán de llevar la negatividad que arrastramos, tus decisiones serán más conscientes y con ello más armoniosas contigo y con los demás. ¡En cualquier ámbito de tu vida!

Estas líneas más allá de trasladar una visión, que he experimentado y veo con frecuencia en las personas a las que acompaño, son una invitación a la reflexión y a que, si resuena contigo, busques la amplia biblioteca de psicología humanista que está al abasto de cualquier persona. Y si me permites compartir mi pensamiento. ¡Vale el esfuerzo de recorrer este camino, nada que perder y sí mucho a ganar!

28 de julio 2024

Josep Maria Verdaguer López