
EMPATÍA
Llevo días con un pensamiento que viene a visitarme a menudo, que me lleva a preguntarme si estoy con el enfoque adecuado en todo lo que estoy compartiendo.
A veces me queda una sensación de que he de ofrecer una cercanía en todos los mensajes que comparto, porque, quizás, alguien podría pensar: “Todo esto que dice esta persona está muy bien, sin embargo, ya me gustaría verlo en mi lugar a ver qué haría”.
Todos tenemos nuestra mochila y nuestro proceso particular. La experiencia me dice que, además, es inútil compararse con la del prójimo, por más liviana que la podamos percibir a simple vista, porque, si por un instante probáramos de cambiarla, nos daríamos cuenta rápidamente de que preferimos la propia.
El deseo es el motor que nos impulsa en este mundo, y deseos hay muchos, por lo tanto no se trata de que solo son importantes aquellos que llevan implícito un proyecto profesional o empresarial. De hecho, todos ellos son, en esencia, parte del espíritu emprendedor que construye nuestra vida. Lo importante es tenerlos, ya que nos dará dirección, foco y sobre todo motivación, ya que sin ésta la acción por sí sola no se activa. Y en ese camino que transitaremos para alcanzarlos, creceremos a través de las situaciones que experimentemos en el recorrido.
Soy un firme defensor del poder creador del ser humano y esa capacidad que tenemos todos la expresamos a cada momento de nuestra vida, aunque habitualmente no somos conscientes de ello.
Y es, en esa faceta, donde me siento identificado desde que empecé a ser consciente del espíritu emprendedor que latía dentro de mí. Por otro lado, quizás, por mi crianza, siempre ha habido un deseo de encontrar un sentido a aquello que hacía, y el ¿para qué? ocupaba un lugar preferente, a pesar de que no era consciente de las implicaciones que eso representaba. Posiblemente formaba parte de un deseo profundo que se encontraba en algún lugar y que por aquel entonces me costaba identificar.
He tenido la oportunidad de emprender proyectos propios y compartidos donde el deseo, la ilusión, la motivación me impulsaron a transitar un viaje donde ha habido de todo, como en botica; he crecido, reído y llorado.
Parafraseando lo que expuse en mi libro “El Viaje de Tu Vida”:
“Aquel pájaro que cargó mandatos como no merezcas, no vales, no me superes, no disfrutes…y heridas del ser que era y de un sentimiento de abandono, bastante común en su especie, logró con paciencia, ayuda y una buena alquimia dar la vuelta a sus vivencias, hasta que logró ver en ellas como hilos dorados de su existencia que le dieron el sentido a la vida que siempre había soñado”.
Y es desde aquí donde regreso al inicio de esta reflexión para decir que cuando comparto mensajes, éstos no surgen desde un conocimiento de una u otra materia, sino de todas las vivencias que he experimentado en mi recorrido.
Deseo que sepas que puedo llegar a sentir lo que te sucede y ver desde qué marco de creencia surge. Puedo entenderte cuando los miedos vienen a visitarte, cuando la desilusión se apodera de ti, cuando la desgana te paraliza porque te cuesta ver la salida a esa vida que vives, que no es exactamente la que anhelas desde lo más profundo de tu corazón o cuando esa carencia particular tuya es tan fuerte que te es difícil trascenderla, dejarla atrás. Es más, os comparto que, a pesar de lo transitado, de lo vivido, de la experiencia que he sabido convertir en aprendizaje, no estoy inmune, no soy distinto a los demás; la vida siempre nos reta, nos desafía.
Todos los mensajes que transmito convergen en uno solo: Es un impulso de ÁNIMO para que creas más en tí: Puedes crear la realidad que anhelas, tienes la capacidad, solo tienes que tener la determinación, motivación y deseo para ir a por ella, aceptando los desafíos que ese viaje comporta”.
Para finalizar, permíteme cerrar estas líneas con el párrafo que sigue al texto que antes he parafraseado del libro publicado y que dice así:
“Cuenta la leyenda que, si recorres cualquier camino donde la naturaleza se muestra, puedes oír el susurro de aquel espíritu que supo vencer sus carencias para transformarlas en el amor que era, que siempre había sido, soplar con delicadeza y firmeza para que tus alas, SÍ, las tuyas, aquellas que quizás cuesta ver, se vayan abriendo, desplegando toda su belleza para VOLAR cada vez más alto al lugar que el corazón anhela, el alma”.
Mi más sincera empatía a ti, que quieres cambiar tu realidad para construir la que anhelas.
Josep Maria Verdaguer López
Autor / Mentor
Artesano de la Esencia