
CUANDO TENGO SED, BEBO OSCURIDAD Y SE HACE LA LUZ
Me quita la sed y me da la vida este desierto. El agua de las nubes grises, están bautizando mi alma para que pueda disfrutar de la oscuridad en el camino, en la que la luz de mi corazón alumbra al ser que soy y que somos.
Estoy trascendiendo situaciones de cuesta arriba, y cuando subo toco el cielo, y la perspectiva angulosa de mi mirada transforma en virtud lo que la mente ve como imposible. La nieve de mí alma blanca calienta el amor que, en su ebullición, florece en el jardín de los secretos dorados.
La tormenta es la música de mi corazón, Las ramas de los árboles son mi columpio, y mis manos están entretejiendo la seda del existir en la belleza que nos envuelve a todos y a todas.
Bondad es sinónimo de recibir, generosidad es equiparable a ser dado en vida para entregarte en consciencia. Vivir, percibir en el ser toda la maravilla de la hermosura que nos puebla.
Me estoy envolviendo en ti, y tú te estás floreciendo en mí. ¿Acaso no es maravilloso este camino que hemos elegido tan libremente? Qué bonito es elegir el sufrimiento sabiendo que lo escoges, y él se deja atrapar y se desvanece una vez que lo aceptas que es lo mismo que cogerlo con las manos. Deshaces dicho sufrimiento amorosamente, y el temor se convierte en un juguete que suena bonito cuando lo agitas, aunque cuidado, si lo dejas solo, llora amargamente porque se siente abandonado. ¡Gracias por tanta verdad!
Juan Montilla, Vallecas a 12 de noviembre de 2022